He aquí un mal ejemplo de planificación. El 4 de septiembre de 2006, Ryanair realizó una convocatoria en la plaza Cataluña de Barcelona en la que anunciaba bonos canjeables por billetes de avión a cualquier destino del mundo a todas las personas que llevaran un cartel que criticara a Iberia y ensalzara a Ryanair. Llegado el día, la asistencia superó las expectativas y los 500 bonos se quedaron cortos ante las más de mil personas presentes. Por este motivo, más de 300 asistentes originaron un tumulto en el que tuvieron que participar los Mossos d’Esquadra y la Guardia Urbana. Después de casi dos horas la concentración se dispersó. Visto lo acontecido y después de cientos de quejas y demandas, la compañía aérea emitió un comunicado público en el que pidió disculpas y prometió 1.000 bonos más, que se repartirían a través de una dirección de e-mail. Fuentes de la empresa afirmaron que “es difícil saber si quienes mandaron el correo estuvieron en el tumulto o no, aunque no se nos ocurrió una opción mejor”. Para remate final, los bonos tenían erratas del tipo “Válido para viajar del 18 de septiembre de 2006 al 30 de mayo de 2006” que generaron aún más desconfianza.
Carlos
